Érase un lugar donde vivía un pueblo muy inteligente denominado TARJETIA, su fuente de riqueza era el comercio, eran famosos porque habían logrado desterrar el TRUEQUE y también habían logrado evitar que los ciudadanos y comerciantes fueran con las pesadas BOLSAS DE MONEDAS para realizar negocios o simples compras.
Todo esto había sido posible gracias al invento de unas TARJETIAS que cada uno llevaba encima y que mostraban la cantidad de dinero que cada uno tenía. El sistema era sencillo: la gente al llegar a la ciudad se encontraba con una gran calle donde a los dos costados estaban los BANCOS, en ellos la gente depositaba el dinero y recibía a cambio una TARJETIA donde se mostraba la cantidad de dinero de que disponía (a esto se le llamaba DISPONIBLE). Cuando se realizaba una compra o venta, la cantidad de dinero DISPONIBLE era modificada por el comerciante, que tenía unos lápices que sólo servían para la tarjeta correspondiente; cada banco disponía de su LAPIZ y además tenía el mismo COLOR que la tarjeta.
Todos estaban felices, había 3 bancos y tres colores ROJO, AZUL y VERDE.
El pueblo comenzó a ver posibilidades a aquel invento y las ORGANIZACIONES quisieron imitar a los BANCOS, primero fueron los CLUBS de CULTURA. A los aficionados a la cultura les dieron una tarjeta BLANCA, donde reflejaba la cantidad de dinero que cada uno de ellos tenía para actos culturales. Cada vez que un ciudadano iba a un espectáculo mostraba su tarjeta y modificaban su DISPONIBLE. Todos veían ventajas: disponían del dinero y tenían unos socios fieles. Todo era alegría y oneroso, así que ¿por qué no poner tarjetas para Médicos, para Gimnasios, deportes (una por deporte claro está) y claro, el AYUNTAMIENTO (la casa de todos los ciudadanos) también?
Comenzó a haber tarjetas para todo: policías, ejército, médicos, gladiadores, ebanistas, alfareros. Cada gremio tenía su tarjeta y además la tarjeta de ciudadano de TARJETIA.
Tantas TARJETIAS tenían los ciudadanos y tantos LAPICES los comerciantes que en ocasiones el mostrador donde antes se mostraban los productos estaba repleto de lápices. Además ya era difícil distinguir las tarjetas, puesto que ya no existían los colores básicos: ahora existía ROJO FUERTE para la LUCHA, ROJO NO TAN FUERTE para las cuadrigas, ROJO suave para las batallas navales, entre otros.
Con los lápices pasaba igual y, claro está, con tantos colores y tan parecidos vinieron los errores. La gente estaba tan harta que comenzó a pedir una solución: “NO PODEMOS tener tantas tarjetas ¿Por qué no tenemos una tarjeta que sirva para todos?” pedían a sus GOBERNANTES los ciudadanos.
TARJETIA era un pueblo honesto e inteligente, sus GOBERNANTES decidieron pensar en una solución; podría ser una tarjeta única en la que se mostrase el DISPONIBLE y después por cada transacción que se realizase (compra, ir a ver un espectáculo, etc.) se anotase ésta indicando la cantidad y dónde se había gastado; existiría un PUNTO CENTRAL que serviría de comunicador de las transacciones realizadas y ejecutaría los movimientos de dinero entre todos.
La idea era sencilla: el ciudadano mostraba la tarjeta con su DISPONIBLE, el comerciante colocaba la tarjeta sobre un dispositivo que permitía anotar la transacción (NOTA) en una copia y anotar el nuevo disponible en la tarjeta. Al ciudadano le daban una copia y el comerciante se quedaba con el original de la transacción realizada. Al final del día las NOTAS se llevaban al PUNTO CENTRAL, donde se cumplimentaban y cerraban.
A éste documento le quisieron llamar ‘TUT’ (Tarjeta Única de Tarjetia). Alguien dijo que podía servir para poder identificarte como ciudadano. También serviría para ir al médico, además de los ya mencionados servicios de bancos, espectáculos, etc. El nombre de TUT no podía ser, pues identificaba a un ciudadano y los servicios que podía disponer, por lo que deberían buscar un nuevo nombre.
El nombre llevó mucho tiempo, hasta que a alguien se le ocurrió ‘DNI’: Documento Nuevo de Interrelación. El nombre gustó a todos, pues identificaba al ciudadano y los servicios de los que podía disponer. Además servía para que los comercios, bancos y negocios se INTERRELACCIONASEN entre sí.
Es fácil que la gente este feliz si con la sencillez logramos ventajas.
Me gusta mucho Julio, una perspectiva simple pero muy eficaz en su sencillez.